El ascensor

Buenos días. Buenos días. ¿A qué piso va? Al quinto. (Silencio). (Sucesión de miradas al suelo y al techo). Bueno, que vaya bien, adiós. Adiós.

Análisis real de la "conversación": Buenos días (jolín, el pesao del quinto). Buenos días (otra vez el niñato mimado, ¡qué porquería de pantalones lleva!). ¿A qué piso va? (no, tío, no. No hace falta que te ofrezcas, ya pincho yo el botón…). Al quinto (…y encima limitadote, cada día me pregunta lo mismo). (Silencio) (Lleva el pelo grasiento y roñoso, éste no conoce el vocablo agua ni champú). (Vaya pestazo a colonia rancia, seguro que era la de su bisabuelo). (Miradas al suelo y al techo) (Sí, sí, ves mirando el suelo, maleducado, eres tú el de la música estridente y bochornosa). (El viejote mira el techo como si hubiera goteras, si cae algo es la caspa que lleva). Bueno, que vaya bien, adiós (Espero que el otorrinolaringólogo te diagnostique una sordera crónica). Adiós (Esta noche conocerás lo que es el heavy metal).
Algunas de nuestras relaciones mejorarían si las conversaciones del ascensor no fueran tan vacías.